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viernes, 12 de octubre de 2012

JIDDU KRISHNAMURI: ¿QUÉ ES BUENO PARA EL PUEBLO?

copiado de FILOSOFÍA DIGITAL  http://oliver.bitacoras.com/
 
¿Qué es bueno para el pueblo?
 
"Todos los partidos saben, o creen saber, qué es bueno para el pueblo. Sin embargo, lo que es verdaderamente bueno no creará antagonismo, ni en casa ni fuera de ella; traerá la unidad entre el hombre y el hombre. Lo que es verdaderamente bueno se interesará en la totalidad del hombre, y no en cierto beneficio superficial que sólo puede conducir a una mayor infelicidad y miseria; pondrá fin a la división y a la enemistad que el nacionalismo y las religiones organizadas han creado. Pero, ¿se encuentra tan fácilmente lo bueno?". Krishnamurti.


Estábamos varias personas en la habitación. Dos de los hombres habían pasado muchos años en la cárcel por cuestiones políticas; habían sufrido y se habían sacrificado por lograr la libertad del país, y eran muy conocidos. Sus nombres aparecían con frecuencia en los diarios, y, aun siendo modestos, sus ojos traslucían aún esa peculiar arrogancia del logro y la fama. Habían leído mucho y hablaban con la soltura que da la oratoria pública.

Otro era un político, un hombre robusto de penetrante mirada, lleno de planes y ansioso por ascender. También él había estado preso por la misma razón, pero ahora se hallaba en una posición de poder, y su mirada expresaba seguridad y resolución; podía manejar ideas y hombres.

Otro de los presentes había renunciado a las posesiones mundanas, y anhelaba el poder para hacer el bien. Muy instruido y lleno de adecuadas citas, tenía una sonrisa auténticamente bondadosa y agradable, y estaba en aquel momento viajando por todo el país, hablando, persuadiendo y ayunando.

Había tres o cuatro personas más que también aspiraban a trepar la escala política o espiritual del reconocimiento o de la humildad.

LO ESENCIAL ES UNA REVOLUCIÓN DE LA MENTE

- “No puedo comprender -empezó diciendo uno de ellos- por qué se opone usted tan firmemente a la acción. La vida es acción; sin acción, la vida es un proceso de estancamiento. Necesitamos personas entregadas a la acción para poder cambiar las condiciones sociales y religiosas de este desafortunado país. Sin duda, no estará usted en contra de la reforma: de que los terratenientes den voluntariamente parte de sus tierras a quienes carecen de ellas, de que se eduque al aldeano, se hagan mejoras en los pueblos, se eliminen las divisiones de casta, etcétera.”
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K.- La reforma, por muy necesaria que sea, sólo engendra la necesidad de reformas ulteriores, y es algo que nunca termina. Lo esencial es una revolución del pensar humano, no una reforma a base de remiendos. Sin un cambio fundamental en la mente y el corazón del hombre, la reforma sólo sirve para adormecerlo, al ayudarle a sentirse más satisfecho.

- “¿Quiere decir que no debemos hacer reformas?”, preguntó otro, con una vehemencia que resultaba sorprendente.

- “Creo que le ha malinterpretado usted -explicó uno de los hombres de más edad-. Lo que él quiere decir es que las reformas nunca producirán la transformación total del hombre. De hecho, la reforma impide esa completa transformación, porque adormece al hombre al darle una satisfacción temporal. Si hace usted que esas gratificantes reformas se multipliquen, lentamente irá sumiendo a sus semejantes en la complacencia”.

- “Pero, si nos limitamos estrictamente a una sola reforma esencial -por ejemplo, la donación voluntaria de tierra a quienes carecen de ella-, ¿no será eso beneficioso hasta que aquello se produzca?”.

EL TODO DA SENTIDO A LAS PARTES

K.- ¿Es posible separar una parte del campo total de la existencia? ¿Se puede poner un cerco a esa parte, concentrarse en ella, sin influir en el resto del campo?

- “Influir en todo el campo de la existencia es precisamente lo que proyectamos hacer. Cuando hayamos logrado una reforma, comenzaremos con otra”.

K.- ¿Puede la totalidad de la vida ser comprendida a través de la parte? ¿O acaso debe percibirse y comprenderse primero el todo, y sólo entonces pueden las partes ser examinadas y remodeladas en relación con el todo? Sin comprender el todo, la mera concentración en la parte no hace sino crear más confusión y desdicha.

- “¿Trata de decir -preguntó el hombre de carácter vehemente- que no debemos actuar o realizar reformas sin estudiar primero todo el proceso de la existencia?”

- “Eso es absurdo, desde luego -intervino el político-. Sencillamente no tenemos tiempo de investigar el pleno significado de la vida. Habrá que dejar eso a los soñadores, a los gurús, a los filósofos. Nosotros tenemos que lidiar con la existencia cotidiana; tenemos que actuar, tenemos que legislar, que gobernar y poner orden en el caos. Nos conciernen los embalses, la irrigación, las mejoras de la agricultura; nos ocupamos del comercio, de la economía, y tenemos que tratar con las potencias extranjeras. Nos contentamos con seguir adelante de día en día sin que sobrevenga alguna calamidad mayor. Somos hombres prácticos, en puestos de responsabilidad, y tenemos que obrar lo mejor que podamos por el bien del pueblo.”

¿CÓMO SABE LO QUE ES BUENO PARA EL PUEBLO?

K.- Si se me permite la pregunta, ¿cómo sabe qué es bueno para el pueblo? ¡Da por sentadas tantas cosas! Empieza usted con un sinfín de conclusiones, y cuando se parte de una conclusión, tanto si es suya como de otro, todo pensar cesa. La tranquila suposición de que ustedes saben, mientras que el otro no sabe, conduce a una mayor desgracia que la de no poder comer más que una vez al día, pues la vanidad de las conclusiones es lo que produce la explotación del hombre. En nuestra ansia de actuar por el bien de otros, al parecer causamos graves perjuicios.

- “Algunos de nosotros pensamos que sabemos realmente qué es bueno para el país y sus gentes -explicó el político-. Por supuesto, la oposición también piensa que ella sabe; pero la oposición no es muy fuerte en este país, afortunadamente para nosotros, de modo que triunfaremos y estaremos en condiciones de ensayar lo que consideramos bueno y beneficioso”.

K.- Todos los partidos saben, o creen saber, qué es bueno para el pueblo. Sin embargo, lo que es verdaderamente bueno no creará antagonismo, ni en casa ni fuera de ella; traerá la unidad entre el hombre y el hombre. Lo que es verdaderamente bueno se interesará en la totalidad del hombre, y no en cierto beneficio superficial que sólo puede conducir a una mayor infelicidad y miseria; pondrá fin a la división y a la enemistad que el nacionalismo y las religiones organizadas han creado. Pero, ¿se encuentra tan fácilmente lo bueno?

JIDDU KRISHNAMURI, “Comentarios sobre el vivir”, tomo III (1ª parte)

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